Dos hombres de camisa despiertan aturdidos en una habitación. Es una habitación bella, cuidadamente decorada y ordenada. La mesa está servida y la comida aún caliente. Ambos se miran. Ambos se miran con desconfianza, se ponen de pie, no saben qué hacer y con temor abren la boca de la cual salen preguntas. Donde estamos, quién eres, etc. Ninguno de los dos sabe. en la mesa hay un letrero se acercan a leerlo, dice. son hermanos, respétense, cuidense, ámense. Se miraron.
Comieron el desayuno examinándose a ver si el otro hace algo extraño o sabe algo que yo no. Luego se servía el almuerzo y así todo, avanzaron por habitaciones en las que había de todo para estar bien.
Uno de ellos le dijo al otro, debe haber alguien que hizo esto, alguien que nos escribió eso en la mesa, que sirve la mesa y que además tiene interés en nosotros, por algo lo hizo todo y escribe eso. Miró su camisa, alguien tiene que haber hecho nuestras camisas no?
No creo respondió el otro, quizás todo se hizo solo, a lo mejor el letrero es una mancha que se ha ordenado al azar para que la entendamos, y quizás nuestras camisas crecieron con nosotros...
Pero y la habitación, la decoración, todo....
Qué ingenuo eres, ayer yo tomé unos cordones e hice una trenza y el otro día se me habían enredado y se hizo una muy similar, sola. está demostrado, las cosas pueden hacerse solas, no creo que exista nadie fuera de esta habitación.
Yo sí, y voy a leer ese libro en la biblioteca donde hay mucho escrito sobre esta habitación y cómo salir.
Cada uno puede decidir si creer o no que leer la Biblia es una buena idea.