Al ver la materia ordenada por las manos del hombre imitar tan bien un organismo vivo, ver las proporciones aquellas, esa divina regla que sigue la vida y que resulta en belleza, se hace inevitable preguntarse cuánto tiempo faltará para encontrarnos cohabitando con seres "vivos", artificiales, hechos por la mano del hombre. Pese a lo bonito que es fantasear sobre ello queda una pregunta que es aún más profunda. Cómo inventamos un alma, o dicho en forma más científica, una consciencia; de qué la hacemos, en qué parte de un microchip insertarla? Cómo saber si logramos encontrarla?..
Como ya sugieren los que a mi juicio son los más sensatos del mundo de las ciencias, hay cosas que el hombre simplemente jamás logrará develar, contraviniendo las auspiciosas tablitas que sugieren curvas exponenciales que lanzan al hombre, orgulloso y renegando del cielo, inevitablemente camino a la divinidad. (dicho sea de paso, para mí una tabla exponencial no es nada cuando se dispone de un sistema extremadamente simple y sin la proyección lo más cercana al infinito, sino sólo especulación, una sección de un hecho, como una frase sacada de contexto). Quizás lo más cerca que lleguemos a ello sea poniendo una paloma hecha por Dios en las manos de nuestro replicante, como sugiriera Riddley Scott en Bladerunner.
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